Después de la muy buena actuación en Corrientes, más allá de la derrota, y en busca de confirmar la levantada que el equipo venía evidenciando desde el triunfo en Jujuy, Atlanta jugó un partido muy flojo frente a un Almirante Brown que no es nada del otro mundo, pero por ser ordenado y prolijo tuvo más chances que Atlanta de abrir el marcador en la soleada tarde de Villa Crespo.
En el bohemio era duda Lucas Mancinelli hasta minutos antes de iniciado el cotejo, ya que una infección lo tuvo a maltraer durante toda la semana. Una vez comenzado el partido se notaba a las claras que no era el Lucas de siempre, que le costaba arrancar con la pelota y así el bohemio no pudo explotar como sabe esa banda derecha que tantas satisfacciones le trajo en los últimos tiempos. Atlanta tenía la pelota pero arriesgaba demasiado, jugando siempre pases cortos alrededor del círculo central. Una aventura demasiado riesgosa, de la que Brown no pudo sacar provecho sólo por mala puntería o porque se encontró con la figura de un inexpugnable Fernando Pellegrino.
Ese juego sin sentido de Atlanta, sin ningún tipo de verticalidad, le daba la posibilidad a los férreos volantes del mirasol de robar la pelota y agarrar a un Atlanta pésimamente parado. Casi todas las llegadas de Brown se dieron por esta circunstancia, y no porque la visita haya mostrado grandes atributos de juego en equipo. Es grave. Porque si a uno no le salen las cosas, no puede, además, solucionarle los problemas al rival.
Sólo podemos rescatar en el primer tiempo un remate de Andrés por arriba del travesaño y otro remate de Castro que pasó cerca. Lo demás seguía igual, Atlanta impreciso dividiendo la pelota, y perdiendo ante jugadores de mucha mayor contextura física. En esto no tiene nada que ver el estado físico, estamos hablando de un tema de fuerza, donde los jugadores de Atlanta eran anticipados siempre por los de su rival en el choque.
Para el segundo tiempo, el bohemio intentó en los primeros minutos mover la pelota con mayor inteligencia. Fue asi que generó las chances más claras de ganar el partido. Una gran jugada colectiva que Guzman define mano a mano al cuerpo del arquero, y las más clara cuando tras un centro, Segovia mete un anticipo perfecto de cabeza y el palo le hace un corte de mangas a las ilusiones de los hinchas bohemios.
Luego de eso todo siguió igual. Almirante recuperaba en el medio y jugaba para García o Cisterna, quienes trataban de encontrar a un errático Daniel Vega.
Se fue un partido con pocas cosas positivas. Se arriesga más de la cuenta y se entra en una cadena de imprecisiones muy fácilmente. No es nuevo, Atlanta ya perdió varios partidos por errores propios más que por méritos del rival. No puede haber tantas desconcentraciones en pases de 2 metros. La gente se fue en silencio, sin duda no era lo que todos los bohemios esperábamos en la previa. Habrá que seguir peleando, queda mucho camino por recorrer. La revancha será el sábado a las 19.30 en Mendoza contra Independiente Rivadavia...
LA PALABRA DE LOS PROTAGONISTAS
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