Este equipo me ilusiona. ¿Qué quiere que le diga? Ya sé, ya sé, falta mucho, recién van 12 fechas, faltan 30. Es más, ni punteros vamos...
Pero, no sé, es raro, este equipo me da la sensación de imbatibilidad. Bah, no sé si es esa la palabra, pero me genera una tranquilidad que hace mucho un equipo no me generaba. Y le hablo de equipos en general, no sólo bohemios.
Porque antes de que arranque cada partido uno se pone un poco nervioso. Aunque Atlanta venga bien, y el rival de turno esté penando en los últimos puestos. No sea cosa que justo hoy se despierten bien ellos, los nuestros estén un poco dormidos y nos comamos un garrón que nadie se esperaba. Pero no. Eso con este equipo no me pasa. Osea, me pasa, sí, pero se me va muy rápido. Porque a los 5, 10 minutos de empezados el partido, uno se da cuenta que la diferencia es brutal. Da la sensación de que el rival está a kilometros de distancia de Llinás, que si no es por un penal dudoso o alguna cabeza en una pelota parada no van a encontrar el gol ni jugando tres días seguidos. Y al revés, en cada ataque de los nuestros cualquiera de los 11 puede convertir.
No sé, este equipo me parece balanceado por todos lados. Tiene un equilibrio que me emociona, mire lo que le digo. Ya no somos ese de las primeras fechas, donde se estaban buscando los 11, donde se estaban conociendo entre todos. Antes, creo, dependíamos mucho de los mellizos de arriba. Ahora, en cambio, pienso que la mitad de la cancha maneja los hilos perfectamente. El equipo está distribuido en número justo, entre los que tienen que meter y los que tienen las condiciones para hacer lo que saben y juntarse constantemente.
Que grande este equipo. Ya sé, ya sé, falta mucho, van 12 fechas, faltan 30, es más, ni punteros vamos. Pero, otra vez, ¿qué quiere que le diga? Este equipo, para mí, hoy es imbatible.
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