miércoles, 28 de abril de 2010

Los milagros existen


Emocionante, dramático, agónico, hazañoso...todas estas palabras quedan chicas, pero en parte resumen lo que fue el final del partido contra Brown de Adrogué ayer. Un triunfo increíble, con un resultado cambiante y situaciones de gol durante los 90 minutos, un espectáculo que será difícil de olvidar, que vuelve a dejar en claro que cuando los dos equipos quieren proponer y arriesgan se pueden ver esta clase de partidos. Un triunfo que no sólo sirve para sumar 3 puntos, sino para ganar una enormidad en confianza de cara a estas 2 finales que quedan en nuestra interminable ilusión por entrar al cuadrangular. Pero después de lo de ayer, todo es posible...

Había empezado mal el partido para el bohemio, ya que dos desconcentraciones le permitieron a Brown ponerse 2 goles arriba antes de los 30 minutos de la primera etapa. Parecía que era imposible recuperarse de un golpe así, sobre todo por lo poco que hacía Atlanta en la cancha para cambiar el trámite. Con la defensa desconcentrada y con Quiroga y González discutiendo entre ellos antes de preocuparse por jugar. Sin embargo a los 35 minutos Acosta Cabrera, el siempre resistido Acosta Cabrera, la peleó como un toro y Soriano terminó de empujarla de cabeza para devolverle un poco de ilusión a los pocos bohemios presentes en Adrogué. Así se fue el primer tiempo, con un 2 a 1 que todavía dejaba una pequeña luz de esperanza...

Para la segunda parte, se notaba desde el vamos que Atlanta tenía la decisión y la convicción de empatar el partido, y sólo tardó 7 minutos en conseguirlo, cuando un cabezazo del incansable Soriano (tras un gran centro de Arancibia) nos ponía nuevamente de pie. Era heroíco ya a esa altura lo de Atlanta, pero la realidad indicaba que un empate no alcanzaba, había que ir por más.

Alonso apostó por el ingreso de Acuña en lugar de Guzman, y el Chichi se paró como volante por la derecha, otro lugar que claramente no le beneficia para desplegar su juego, ya que el ida y vuelta se le hacía imposible. Si la idea era reemplazar a Guzman por otro jugador para cumplir la misma función el ingresado tendría que haber sido Lolli. Minutos más tarde, ingresó Galeano por Quiroga (nuevamente muy errático) e invirtió su punta con Acuña, pasando este a jugar como volante por la izquierda. Atlanta con esos cambios perdió más de lo que ganó, y Brown volvió a tomar la iniciativa liderado por su muy buen volante izquierdo Jacobo Mansilla, que se cansó de atacar en soledad por su punta. Sabiendo que el punto no servía Atlanta también arriesgaba y quedaba muy expuesto, y allí se empezó a ver lo mejor del partido, con situaciones de gol en forma permanente, con un par de atajadas consagratorias de Llinás incluídas.

Llegando a los 45 minutos del segundo tiempo y con el resultado 2 a 2, Llinás fue a cabecear un córner buscando el gol que le falta para recibirse de héroe. Cuando volvía desesperadamente al arco bohemio, sintió un pinchazo que prácticamente lo paralizó. Brown se aprovechó de la situación y en la jugada siguiente (minuto 46) un remate de Fariña se transformó en el 3 a 2 para el local. Parecía que las ilusiones bohemias quedaban totalmente sepultadas y de la peor manera.

Pero un minuto más tarde, nuevamente apareció en escena el "Pollo" Soriano, para decretar el 3 a 3 que ya silenciaba a la parcialidad local. Un empate agónico del bohemio, pero que seguía sin servir. Quedaban sólo 2 minutos de los 4 adicionados por el impresentable Mario Prieto y había que jugarse todo y con Llinás lesionado. Una más nos tenía que quedar...

Brown se lo volvió a perder, y arrancó la contra bohemia, con mucho terreno libre se fue Juani Acosta Cabrera (luchó y peleó cada pelota todo el partido), se llevó la pelota varios metros y se la dejó servida a Acuña en el centro del área, el juvenil no dudó y definió de primera ante la salida de Bangert para desatar la locura total de la gente de Atlanta presente en el estadio, un festejo interminable con todo el banco de Atlanta ingresando a la cancha, una verdadera hazaña se estaba consumando...

Llegó el último centro para Brown y el cabezazo se fue besando el poste derecho de Llinás, Prieto que marca el final y todos los jugadores abrazados con el arquero de Atlanta, esa es la imagen que queda de una tarde increíble por donde se la mire, donde Atlanta estuvo a la altura de los hechos porque como decimos siempre hay formas y formas de perder, con la actitud de hoy se puede perder, pero el reconocimiento va a estar, gracias por dejar todo y por mantener encendida la luz de esperanza en el hincha...


LA PALABRA DEL ENORME RODRIGO LLINÁS

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